Matteo Messina Denaro, histórico jefe de la mafia siciliana, murió en las primeras horas de este lunes a los 61 años. Estaba enfermo de cáncer de colon y se encontraba en «coma irreversible» en el hospital, sin recibir alimentación.
De acuerdo a lo informado por Corriere Della Sera, el jefe de la denominada Cosa Nostra se encontraba en la sala de reclusos del hospital San Salvatore de L’Aquila.
El dirigente mafioso llegó a ser el capo máximo de la Cosa Nostra tras las detenciones de Salvatore «Totó» Riina en 1993 y de Bernardo Provenzano en el año 2006.
En enero pasado, se sometió a un tratamiento por su enfermedad con una identidad falsa en una clínica de Palermo, la capital siciliana, y fue esa decisión la que derivó en su detención, el 16 de ese mes, luego de 30 años de estar prófugo.
Enfrentado a numerosas cadenas perpetuas, fue recluido en una cárcel de alta seguridad de L’Aquila -a pocos más de 100 kilómetros de Roma-, donde continuó el tratamiento para su enfermedad en su celda.
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Messina Denaro, de 60 años, fue una figura destacada en Cosa Nostra. Lo buscaron durante 30 años.
Fue uno de los jefes más despiadados de la Cosa Nostra, representada en las películas de «El Padrino», y condenado por los tribunales por su implicación en el asesinato del juez antimafia Giovanni Falcone en 1992 y en atentados mortales en Roma, Florencia y Milán en 1993.
Una de las seis cadenas perpetuas que pesaban en su contra se dictó por el secuestro y posterior asesinato del hijo de 12 años de un testigo del caso Falcone.
Messina Denaro desapareció en el verano de 1993 y pasó los 30 años siguientes prófugo, mientras el Estado italiano reprimía a la mafia siciliana. Sin embargo, siguió figurando en los primeros puestos de la lista de los más buscados de Italia y, con el tiempo, se convirtió en una figura criminal legendaria.
Después de que Messina Denaro se dio a la fuga, se especuló intensamente con la posibilidad de que se hubiera marchado al extranjero. Pero al final se descubrió que había permanecido cerca de su ciudad natal, Castelvetrano, en el oeste de Sicilia.
Los investigadores llevaban años rastreando la campiña siciliana en busca de Messina Denaro, buscando escondites e interceptando a miembros de su familia y amigos.
Se les oyó hablar de los problemas médicos de una persona anónima que padecía cáncer y problemas oculares. Los detectives estaban seguros de que la identidad correspondía a Messina Denaro.
Utilizaron una base de datos del sistema nacional de salud para buscar pacientes varones de la edad y el historial médico adecuados, y finalmente cerraron el caso.
Aunque su detención supuso cierto alivio para sus víctimas, el jefe de la mafia siempre mantuvo su silencio. En entrevistas bajo custodia, Messina Denaro llegó a negar que fuera miembro de la Cosa Nostra.
Con información de AFP y EFE.