El índice de precios llegó a 3,2% anual, impulsado por el costo de vivienda más caras y salarios más altos.
La inflación en los Estados Unidos aumentó en julio después de 12 meses consecutivos de descensos, impulsada por viviendas más caras. Pero la llamada inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, sigue estable e igualó el aumento mensual más pequeño en casi dos años.
La cifra de inflación que el gobierno informó el jueves mostró que los precios al consumidor aumentaron un 3,2% respecto al año anterior. Eso fue superior a un aumento anual del 3% en junio, que fue la tasa más baja en más de dos años.
La cifra de inflación de julio se mantuvo muy por debajo del máximo del año pasado del 9,1%, aunque todavía por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal.
Sin embargo, la Reserva Federal, los economistas y los inversores prestan especial atención a las cifras de inflación subyacente en busca de señales de hacia dónde podrían dirigirse las presiones inflacionarias. De junio a julio, la inflación subyacente se mantuvo en un moderado 0,2%.
Un barómetro para la FED
Los datos de precios de este jueves estarán entre los barómetros clave que la Fed sopesará para decidir si continúa aumentando las tasas de interés. En su campaña para controlar la inflación, la Fed ha elevado su tasa de referencia 11 veces desde marzo de 2022 a un máximo de 22 años.
Un salto en los precios de la energía ha reavivado algunas de las presiones inflacionarias que subyacen a la economía. Los precios de la nafta han subido casi 30 centavos durante el mes pasado a un promedio nacional de 3.83 dólares por galón.
Los economistas dicen que en la lucha por conquistar la inflación, es probable que ya se haya logrado el progreso fácil. Los precios de los combustibles, por ejemplo, aunque pueden rebotar de un mes a otro, ya se han desplomado desde un promedio nacional máximo de más de 5 dólares por galón, que se alcanzó en junio del año pasado después de la invasión rusa de Ucrania.
Gran parte del aumento inflacionario que comenzó en 2021 fue causado por cadenas de suministro obstruidas: los puertos, las fábricas y los patios de carga se vieron abrumados por el explosivo repunte económico de la recesión pandémica de 2020.
El resultado fueron demoras, escasez de piezas y precios más altos. Pero los retrasos en la cadena de suministro se han aliviado en el último año, reduciendo drásticamente la presión alcista sobre los precios de los bienes. Los precios de los bienes manufacturados de larga duración cayeron en junio.
Ahora, la Reserva Federal enfrenta un problema desalentador: presiones inflacionarias persistentes en las empresas de servicios (restaurantes, hoteles, lugares de entretenimiento y similares) donde los salarios representan una parte sustancial de los costos. La escasez de trabajadores ha llevado a muchas de estas empresas de servicios a aumentar drásticamente los salarios.
La semana pasada, por ejemplo, el Departamento de Trabajo informó que los salarios promedio por hora aumentaron un 4,4% en julio con respecto al año anterior, más de lo esperado. Para cubrir sus costos laborales más altos, las empresas generalmente han aumentado sus precios, lo que alimenta la inflación.
Associated Press