Hay señales de que Estados Unidos está acelerando la consigna en las bases europeas de la OTAN, la alianza militar occidental con 27 miembros, de su nueva joya nuclear, el misil B61-12, a los aliados que albergan en sus territorios desde hace años las variantes de la bomba de hidrógeno B61 que han envejecido.
La invasión de Ucrania por Rusia causó también las primeras amenazas que lanzó el presidente ruso Vladimir Putin en 2022. Dijo que si su país se consideraba en riesgo podía reaccionar a un peligro de ataque nuclear lanzando una propia bomba táctica.
La opinión unánime es que el ingreso en sociedad de la bomba de hidrógeno B61-12 aumenta los riesgos de un enfrentamiento nuclear porque presenta novedades que la hacen mucho más eficaz que las versiones anteriores.
Ligero, con un peso básico de 320 kilos, 3,50 metros de largo y 33 centímetros de diámetro, el nuevo modelo presenta cambios que aumentan notablemente su capacidad ofensiva.
Las bombas tácticas de EE.UU. y Rusia miden sus efectos con la explosión que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, matando a cientos de miles de personas.
Teóricamente el misil B61-62 transporta una cabeza nuclear regulable entre 0,3 y 50 kilotones, el triple de la explosión de la bomba de Hiroshima. Pero su poder es mucho más letal porque ha sido diseñado para penetrar en el terreno y estallar a un máximo de 1.250 kilotones, superior 83 veces a Hiroshima.
Además ha sido dotado de un sistema de guía creado por la Boeing que asegura la explosión a muy corta distancia. El B61-12 no es desenganchado en vertical, como los modelos anteriores, sino guiado por un sistema satelital
La gran diferencia con los modelos anteriores es la portabilidad. La principal arma táctica nuclear norteamericana puede ser albergada por los aviones cazas de la alianza atlántica más modernos, en especial los F35 y otros modelos más viejos pero eficaces porque nuevos diseños permiten a los Tornados y F16 “esconder” las bombas B61-12 de las alas en forma de ser menos detectables por los radares enemigos.
Las armas nucleares de Vladimir Putin
Las estimaciones occidentales señalan que Putin podría contar también con un moderno sistema de armas nucleares tácticas y aviones capaces de transportarlas. Pero los detalles no se conocen y el presidente ruso no ha comentado públicamente la llegada de los BC1-12 al teatro de guerra europeo.
Fuentes norteamericanas sostienen que hasta 2026 será producida la versión 12 del B61 y que la renovación produciría 500 nuevos misiles nucleares, al precio de 10 mil millones de dólares. No se sabe cuantos irán a las bases europeas de la OTAN. Tal vez doscientos, según algunos cálculos. Quiere decir que otros 300 irán a bases norteamericcnas en otros escenarios.
En Europa los países de la alianza atlántica a los que están destinados los B61-12, son cinco: Alemania, Holanda Bélgica, Italia y Turquía. Las cifras son un secreto, pero se estima que Bélgica, Holanda y Alemania hospedan 20 BC1-11, Italia 40 en sus bases de Ghedi y Aviano, y Turquía otros 50, todos con modelos destinados a ser reemplazados por la nueva versión 12.
Para el futuro las estimaciones se incrementan, sobre todo porque les asignan un fuerte aumento a las dos bases italianos, que pasarían a tener entre las dos un centenar de las flamantes armas tácticas nucleares occidentales. Pero los datos están cubiertos por el secreto.
Los cinco aliados de EE.UU. en la OTAN que tienen armas nucleares en su territorio prestan pilotos y aviones rigurosamente entrenados por los norteamericanos, que monopolizan la manutención de los materiales y los movimientos de los misiles.
En las bases hay grupos del “MUNNS», el destacamento militar estadounidense de control de las municiones que controla también estrictamente con un doble sistema los códigos electrónicos para el uso de los misiles. Los estadounidenses manejan también los Mock-up, que son las bombas desarmadas que se utilizan para el adiestramiento.
En enero último, una estimación europea indicó que los países que poseen el arsenal nuclear mundial están encabezados por Rusia, con 5889 ojivas, seguida por EE.UU. con 5.244. Siguen China con 410 cabezas nucleares, Francia con 280 y Gran Bretaña con 235.
Detrás está Pakistan, con 170 artefactos atómicos; India, con 164; Israel con 60 y Corea del Norte con 30.
La llegada del G61-12 ha recordado que el horror atómico produjo la monstruosa Bomba del Zar o El emperador de las bombas a fusión de hidrógeno, que los soviéticos lanzaron el 30 de octubre de 1961 en pleno apogeo de la guerra fría, en el extremo norte de Rusia.
La potencia fue de 50 megatones. Tenía 27 toneladas de peso y ocho metros de largo.
Su inventor fue Andrei Sajarov, que tras ver los efectos catastrófics muy extendidos en una zona despoblada, renunció como funcionario y se convirtió en pacifista convencido y disidente polítio.
Rusia experimenta una nueva Bomba del Zar de cien megatones, el doble del poder destructivo de la original.