Europa empieza a cumplir sus planes para hacer la transición energética. Por primera vez en la historia en un primer semestre de año, las energías renovables produjeron en la Unión Europea más electricidad que las energías fósiles.
Los datos son de un informe de la consultora Ember, que dice que “el declive de las energías fósiles es un signo de los tiempos. El carbón y el gas son demasiado caros, demasiado peligrosos y la Unión Europea los está suprimiendo”.
Eólica y solar
Los datos de esa consultora aseguran que en el primer semestre del año el 33% de la electricidad del continente se produjo a partir de carbón y gas, por debajo, por primera vez, de la producción de electricidad a partir de energías renovables, que llegó al 36%.
El informe dice: “Entre enero y junio las energías fósiles generaron 410 Teravatios hora en la Unión Europea, la menor tasa nunca registrada en el mix eléctrico con un 33%”. Más de dos tercios de ese 36% generado por energías renovables lo fue por eólica y solar.
Europa acelera la transición energética por varias razones. La primera es estructural: la crisis climática. El bloque tiene decidido que para 2050 será neutral en carbono y eso se traduce por una utilización residual o prácticamente inexistente de insumos energéticos como petróleo, gas o carbón.
Esa apuesta, unida a la progresiva caída de la parte de la energía nuclear, lleva a un aumento rápido del despliegue de energías renovables.
Además, las renovables hacen que la Unión Europea no dependa para su suministro energético de regímenes como el ruso.
Otros de sus grandes suministradores de gas y petróleo tampoco son democracias acrisoladas, como son los casos de Argelia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes o Qatar. Y la reducción del uso del gas en el último año y medio, sobre todo en la industria, para evitar financiar la guerra rusa en Ucrania, también ha servido como aliciente para reducir el consumo de energías fósiles.
La subida de la generación eléctrica a partir de renovables no compensa todo lo que cayó la generada por carbón y gas. La diferencia está en una reducción de la demanda que arranca con la fuerte subida de los precios energéticos que se produjo a partir de finales de 2021.
Cuando hay menos demanda se produce menos electricidad y lo primero que se detiene son las centrales de carbón y de gas, porque la electricidad que generan es más cara y porque contaminan.
Esa caída de la demanda ha permitido reducir un 17% la generación de electricidad en centrales de gas y carbón del primer semestre de 2022 al mismo período de 2023.
En cinco países (Austria, Bulgaria, Estonia, Finlandia y Portugal) la caída de generación eléctrica con gas y carbón fue superior al 30% en el primer semestre de este año con respecto al mismo período de 2022. Por primera vez el carbón produjo un mes, el de mayo, menos del 10% de la electricidad europea.
El cumplimiento de las promesas europeas no se conseguirá con estos ritmos y la Comisión Europea repite periódicamente a los gobiernos que deben acelerar el despliegue de energías renovables, sobre todo solar y eólica.
La reducción de 2022 a 2023 se debió en gran parte a esa disminución de la demanda forzada por los altos precios de la electricidad, pero los precios van volviendo a márgenes habituales y si la demanda no continúa reduciéndose habrá un desfase y el gas y el carbón no podrán seguir cayendo como hasta ahora. De ahí la necesidad de acelerar el despliegue de las renovables.
La generación eléctrica a partir de energía hidráulica también aumentó con fuerza entre el primer semestre de 2022 y el mismo período de 2023 (un 11%), pero su capacidad de crecer se ve limitada porque las lluvias y nevadas, según las previsiones, no crecerán en los próximos años sino que descenderán.
La nuclear puede dar un respiro después de que la francesa, que supone prácticamente la mitad de los reactores en funcionamiento en la Unión Europea, se recupere de su annus horribilis de finales de 2022 y principios de 2023, cuando tuvo decenas de reactores detenidos por reparaciones no programadas.