Estados Unidos ha recordado en Rabat que el plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental no es la única propuesta que existe sobre la mesa, sino solo un “enfoque potencial” más para buscar una salida al conflicto. Washington ha expresado su “apoyo total” a la visita que el enviado de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, ha efectuado esta semana al territorio de la antigua colonia española, la primera que ha podido llevar a cabo desde que fue designado hace dos años para el puesto. Tras reunirse en El Aaiún y Dajla tanto con representantes promarroquíes, que defienden la autonomía, como con partidarios del Frente Polisario, que propugnan la autodeterminación y, en su caso, la independencia, De Mistura ha viajado este viernes a Rabat para entrevistarse con el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Burita. Al finalizar este encuentro, el Gobierno de Marruecos ha replicado mediante un comunicado su “posición constante” en favor de una “una solución política basada exclusivamente en la autonomía, en el marco de la soberanía nacional y la integridad territorial”.
El pleno respaldo de Washington a la misión de De Mistura para alcanzar “una solución política digna y duradera” al contencioso se ha visto reforzado por una gira regional simultánea del subsecretario de Estado adjunto para Oriente Próximo y el Norte de África, Joshua Harris, quien ha visitado Argel y los campamentos de refugiados de Tinduf (donde se reunió con el secretario general del Polisario, Brahim Gali), antes de encontrarse el jueves en la capital marroquí con el ministro Burita.
Al término de esa cita diplomática no hubo declaraciones a la prensa, pero la Embajada de EE UU en Rabat difundió un comunicado en el que Harris reafirmó que la Administración del presidente Joe Biden “sigue considerando el plan de autonomía de Marruecos como serio, creíble y realista, y como un enfoque potencial para cumplir las aspiraciones del pueblo del Sáhara Occidental”. El comunicado secunda una línea de trabajo expuesta desde 2022 por el secretario de Estado, Antony Blinken, y los portavoces oficiales de la diplomacia en Washington, que deja implícitamente abierta la vía a otras salidas políticas al contencioso sobre un territorio que fue formalmente provincia española hasta 1975.
Pese al relevo en la presidencia de EE UU, el Gobierno del demócrata Biden no ha cuestionado el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara otorgado en diciembre de 2020 por su predecesor, el republicano Donald Trump, cuando su mandato estaba a punto de expirar. Sin embargo, Washington no ha abierto un consulado en El Aaiún o Dajla, como ya han hecho otros 28 Estados, en su mayoría africanos, y ha anunciado recientemente Israel.
Rabat considera que la gira regional de De Mistura se inscribe en el “proceso político de mesas redondas con la participación de Marruecos, Argelia, Mauritania y el Polisario”, conforme a las resoluciones del Cionsejo de Seguridad. El enviado de la ONU ha viajado a Rabat y al territorio saharaui en un avión de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) y no en un aparato de Ejército del Aire español. En calidad de antigua potencia colonial, España había venido ofreciendo medios de transporte en las giras emprendidas por los enviados de la ONU desde que Marruecos y el Frente Polisario firmaron en 1991, un alto el fuego que puso fin a 16 años de guerra abierta.
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Cinco muertos del Frente Polisario en un ataque marroquí
Los independentistas reanudaron en diciembre de 2020 las hostilidades contra las tropas marroquíes en un conflicto de baja intensidad en el que Rabat controla el 80% del territorio saharaui. El pasado día 1, un ataque marroquí con dron causó la muerte de un comandante del Polisario y de otros cuatro militares independentistas. El incidente bélico se produjo en la zona del tramo más septentrional de terraplén de arena construido por Marruecos, que separa el 20% restante del territorio que se halla bajo dominio del Polisario.
De Mistura tiene previsto presentar en octubre un informe ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la marcha de su misión, que se ha visto estancada también desde que España dio un giro a su postura tradicional en marzo de 2022 para inclinarse a favor del plan de autonomía para el Sáhara presentado por Rabat en 2007. Tras calificar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como “la base más seria, realista y creíble para la solución del contencioso”, el Frente Polisario dejó de considerar a España como parte neutral. En septiembre de ese mismo año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, subrayó ante la Asamblea General de la ONU que defiende “una solución política mutuamente aceptable” en el marco de Naciones Unidas.
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